Déjame atravesar el viento sin documentos, que decían.
Yo lo que quiero es atravesar el tiempo.
¿Trascender, o sólo ser?
A la pregunta contestaba un Rodríguez.
Yo quiero que la arcilla se cuele entre mis dedos en las montañas de Afganistán, ver a los osos en Asia y bucear entre monstruos marinos al ritmo de Beethoven.
La esencia se diluye y la técnica nunca se aprendió.
¿Dónde están las lecciones de los maestros?
Unas se las llevó Steiner a la tumba un día de estos, otras quedan registradas en una edición de Siruela de tapa blanca.
Permítanme apuntarlo en la libreta otra vez: no vuelvas a salir de casa sin libreta.
En mayúsculas mejor. NO VUELVAS A SALIR DE CASA SIN LIBRETA.
Y añade: escribe siempre en boli, que la tinta no se borre.
No vayas a decir algo digno de Rodríguez, y tú aquí sin un papel donde perder tus pensamientos,
sin un café en mesa de piedra,
sin una soledad con quien jugar en esas horas,
de Rodríguez.
Jaime Pérez-Seoane Z