Dormido sentado en un viejo sillón he soñado que quería quererte y te quería. Todo tenía sentido y era feliz en mi ilusión, en mi mundo delicado y vasto.
Pero confundido he despertado para comprobar que no quería quererte y aún así, sin razón, te quiero. De la felicidad ni rastro.
Carral del Prado.