Tras esta desafortunada traducción del título original: “Fury”, se esconde la historia de los tripulantes de un tanque homónimo, que participaron en la Segunda Guerra Mundial matando mogollón de Nazis, básicamente.
Es un relato oscuro de cómo la convivencia en un espacio reducido puede producir desequilibrio emocional y tensión y roces, pero también sacar la máxima solidaridad y compañerismo de los que en él habitan.
Brad Pitt. haciendo de pseudo-teniente Aldo Raine de Malditos Bastardos, es el líder y prometió a sus hombres que les devolvería vivos a sus hogares, pero la cinta arranca con la muerte de uno de ellos y la sustitución de éste por Norman, un imberbe chaval que acaba, literalmente, de entrar en el ejército, lo cual le complicará aún más mantener su ya de por si difícil de mantener promesa. Pero el piltrafilla resulta endurecerse gracias al trato bipolar de sus compañeros.
Diálogos destacables con algunos momentos brillantes y otros bizarros como el de la comida en casa de las dos alemanas. Y un tanto forzado, aunque acertado, lo que acontece justo después…
En definitiva es una película de genero bélico, bien narrada y bien rodada, por David Ayer (guionista de la obra maestra Training Day aunque también de la pésima Vidas al límite) y no tan bien iluminada. En algunos momentos de batalla se produce cierta confusión pero éstas son bastante potentes, especialmente la final. Por otro lado me llamó la atención el efecto “pistolas láser de Star Wars” de los tiros, un tanto extraño. Pero el film mantiene la tensión y la curiosidad por saber que va a pasar a continuación, lo que al final es lo que cuenta.
Jim Tonik