Y es escribir, por escribir, una dicha.
Una promesa de la soledad a no ser baldía,
sin obligar al escritor a ser generoso.
Tal y como leer es escuchar a nadie, escribir es conversar con nadie y con todos,
sin mayor afán que el de cavilar, de robarle fugacidad al juicio.
Y es escribir, como vomitar, un alivio.
Jaime Pérez-Seoane
Si amigo tu de vomitar sabes un rato largo