Recibir de golpe todas las cartas que alguien pensó en escribirte algún día.
Dar todos los besos que olvidaste dar o que llegaron tarde.
Acariciar una vez más su piel.
Volver a mirarle a los ojos, sonreír juntos por unos momentos.
Ver todos los amaneceres que viviste mirando a otro lado.
Vivir de nuevo aquel verano.
Que reabriera aquel viejo bar.
Mandarle flores una vez más o por primera vez.
Hacer el amor de noche o de día, de improviso y sin rutina; redescubrirlo.
Despertarte otra mañana más en su cama.
Besar sin desgana.
Hacer de un día un año y de un año un día.
Poder decir abuelito o abuelita una vez más.
Pasar otro día de frío sentado al borde de la chimenea envuelto en una manta.
Poder volver a todo sin pena, sin nostalgia. Desterrar la melancolía.
Escribir todo lo que te gustaría como si pudiera ocurrir.
Carral del Prado.