Hay un tipo que me persigue.
Le veo en cada escaparate. En cada ventana de un coche. He visto su reflejo millones de veces.
Me mira fijamente, como si me conociese a la perfección.
Cada encuentro es excitante por fugaz que sea. No nos decimos nada, no hace falta. Nuestras miradas convergen en lo que dura un suspiro. Asoman unas arrugas a la orilla de nuestros ojos.
Hay un tipo que me persigue. Es el mismo que escribe estas líneas. Un caminante que desconoce hasta dónde llegarán sus pasos. Un trotamundos en busca de la plenitud, sin más ambiciones que avanzar a poquitos.
Hay un tipo que me persigue para recordarme en qué me he convertido.
J S