Podría decir que el otoño llegó cansado y se dejó morir en brazos del invierno, que amortajó su ocre cadáver con un suave y silencioso manto blanco.
La primavera brotó del hielo ligera de ropa y se pintó de flores y lluvia para desnudarse por completo al llegar el verano, que se tumbó bajo un olivo después de bañar en oro los campos y los montes.
Carral del Prado.