El recuerdo es como el calor que desprende una gran chimenea encendida en una noche fría y oscura.
Te abraza de improviso sin darte tiempo a asimilar su llegada y te calienta y reconforta. Te hace sentir de vuelta a tu hogar, aunque estés lejos de casa. Te mece en un suave crepitar que adormece y despreocupa tu alma. Cric, crac y todo es como era entonces.
Tu mente vuela cálida, danza como un papel cuando cae al suelo, sobre las llamas antes de que se conviertan en cenizas humeantes.
Carral del Prado.